Mi sombrita y compañía

Cuantas veces habré venido a este embalse con mi padre y mi hermano de pequeños, en esos veranos que nos pasábamos en el pueblo casi 3 meses, que pena hacerse mayor, y solo tener un mesecito de vacaciones y tener que repartirlo de la manera más ajustada posible entre el pueblo, la playa y viajes varios...
Pero aquí nos tenéis, una mañanita de pesca de lo más calurosa para recordar los viejos tiempos, en el embalse de La Serena se pueden pescar barbos, carpas, black bass, percas, los bonitos percasoles y los malditos galápagos que se tragan el anzuelo y cuando intentas quitárselo empiezas a oler esas características flatulencias de los quelonios.

Como no hay pesca sin un pequeño refrigerio, destapamos la tartera y unas botellitas de refrescante y rica Coca-Cola y claro, el dulzor de tal refresco atrajo a multitud de insectos entre ellos los molestos véspidos.
Mientras, una enorme araña quería ayudarme con los alicates para preparar un anzuelo, daba miedo coger los alicates con esos 8 ojos amenazantes mirándome fijamente.

La verdad que el invento del maíz dulcito en el anzuelo y cebar la zona con engodo no dio mal resultado, aquí tenéis un barbito pequeñito que al ser pezqueñin se fue al agua de vuelta y una carpa que pronto seria horneada con limoncito.
Este es mi humilde fotorreportaje de un día de pesca en el Embalse de la Serena, espero que os guste.